jueves, 3 de diciembre de 2015

Maratón de películas románticas

Tengo una compañera que piensa que soy increíble, inagotable, fuerte.
Porque ella cede frente a la adversidad, ella llora, ella se toma la libertad de quebrarse y armarse, ella grita, vomita, muere y vuelve a empezar.
Porque ella tiene un círculo que la contiene, un papá que la entiende (o lo intenta al menos), porque ella tiene un pololo dispuesto a solo mirarla estudiar con tal de estar un rato a su lado, porque ella me tiene al alcance de su mano para levantarla y sacudirla antes de volver a empezar.

En cambio yo no cedo, yo ni siquiera flaqueo un poco, yo no lloro, yo no caigo, yo no me quiebro; yo solo respiro muy profundo y sigo. Porque no tengo un círculo que me contenga, ni papás que intenten entender, porque si yo caigo probablemente nadie lo note y si no me quiero levantar probablemente nadie lo note, porque a mi nadie me lleva de la mano ni me da pequeños empujones para que avance. Porque yo sólo me sacudo antes de salir, pero si llego a caer no puedo asegurar que me vuelva a levantar, el cansancio es tanto que si caigo ahí me quedaré.
Entonces yo no puedo caer, no puedo llorar, no puedo flaquear, porque no tengo a nadie pendiente de mi. Yo simplemente no puedo ceder aunque el mundo se vuelva imposible.

No hay comentarios: