domingo, 26 de julio de 2015

Recuerdo que cuando te conocí tenía muchas ganas de enamorarme, de tener algo mágico, algo que despegara mis pies de la tierra. Y aunque estar contigo solo me apernó más a la tierra y de magia no tuvo mucho, aún tengo memoria de lo que fuiste.
Si bien ahora tengo claro que no teníamos futuro y después de toda la tormenta descubrí que el mundo sin ti no es tan malo como temí. Y estoy más tranquila que nunca por no necesitarte -ni a ti, ni a nadie-.
Aún tengo memoria táctil de ti.
Aunque ya no te extrañe, mi cuerpo te recuerda.

Recuerdo que abrazarte me hacía sentir mariposas en cada parte de mi piel que tocara tu cuerpo, recuerdo como se sentía descansar en tus brazos y que nuestro abrazo parecía un calce perfecto.
Recuerdo tu aroma que me volvía loca y que después de un tiempo juntos descubrí que cambiaba según tu humor, literalmente podía oler tu mal humor.
Pero sobre todo recuerdo tu perfume, ese que me volvía loca y que ahora cuando lo siento entre multitudes o al caminar por la calle me causa un vacío en el estómago.

Y ahora me pasa que abrazar a alguien genera un rechazo instantáneo, recién nos estamos acercando cuando ya me quiero alejar. Y es que ningún abrazo se siente como el tuyo, ningún abrazo despierta mis células como el tuyo. Ningún abrazo es prefecto como el que teníamos.

Recuerdo que cuando te conocí tenía tantas tantas ganas de enamorarme y ahora tengo tan pocas ganas de acercarme a otras personas.

No hay comentarios: